REPORTAJE INFORMATIVO

Nadie se sorprende si se referimos a la Comunidad Valenciana como la tierra de las fiestas, y es que en 2022 es la comunidad autónoma líder con 25 fiestas de interés turístico nacional declarado según el Ministerio de industria, comercio y turismo. Cuando pensamos en fiestas valencianas nos viene a la cabeza Magdalena, Fallas, las Hogueras de Alicante o Moros i cristians, pero hay una que está a la cabeza cuando hablamos de polémicas, las festividades taurinas.

 

Entre las 25 fiestas de interés nacional solo “Els bous a la mar” de Denia pertenece a esta lista, de 162 festejos que se realizan a lo largo de todo el territorio valenciano. La comunidad cuenta con 101 pueblos que realizan Bous al Carrer de un total de 542, y más de la mitad (53,47%) se realizan aquí en la provincia de Castellón, según la memoria de Bous al Carrer de 2021, realizada por la Generalitat Valenciana. Es cierto que, aunque es la provincia con más permisos solicitados, estos se han visto reducidos en los últimos años. En 2019 se logró un récord histórico con 8.623 festejos, pero en 2021, y con una pandemia por el medio, se redujeron a 1.755. Según German Zaragozà, el presidente de la Federación de peñas taurinas de la comunidad valenciana, se espera que las cifras en 2022 igualen o superen al 2019. Pero por ahora toca esperar para saber si estamos ante un cambio en las tradiciones, o simplemente un sector más afectado por la pandemia.

 

Los aficionados taurinos defienden como pilar fundamental para conservar la fiesta su componente cultural i tradicional, que la ha mantenido a través de los años. Pero este no es el único motivo que mueve este tipo de festejos, y es que estos actos son un motor para la economía provincial. No solo se ven beneficiados los ganaderos, transportistas o mataderos, también afecta a la hostelería, sanitarios o pequeños comercios locales entre otros. Según el estudio realizado por José Manuel Pasto en la Universidad de Valencia, El impacto económico dels Bous al Carrer en la Comunidad Valenciana, en 2019 “148 millones son susceptibles de generar algún tipo de impacto económico”.

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Es indiscutible la aportación económica de estas fiestas, pero ¿dónde queda la ética? Es la pregunta que se hacen los sectores antitaurinos de la población. La radiotelevisión valenciana especifica en su libro de estilo: “no es farà cobertura ni difusió d’aquells espectacles en que la dignitat animal es veja afectada o menystinguda, o que impliquen maltractament implícit, com ara els bous embolats o les corregudes” Además, el 2022 ha sido el año más trágico en cuanto a muertes en estas festividades, siendo un total de 9 los fallecidos. “Lo que solemos ver, son personas que no tienen experiencia o que físicamente no están preparados para ponerse delante de un toro”, como declaró Mapi Fortea, sanitaria con años de experiencia en estos festejos.

 

Para realizar cualquier acto taurino es obligatorio la contratación de un seguro que cubra cualquier incidente, aunque con las muertes del último año se está convirtiendo en una misión imposible. Es muy difícil llevar un control exhausto en estos recintos. Y actualmente no hay compañías que quieran asegurar festejos taurinos, algunas por riesgo reputacional y otras por el dinero que pueden perder, no les compensa, nos contaba German Zaragozà, y añade que si la federación no llega a un acuerdo con los gobiernos provinciales se quedarán sin toros a partir del 1 de enero.

 

¿Tradición, cultura, negocio o maltrato animal? Els Bous al Carrer no es un debate sencillo, y no deja a nadie indiferente, pero ¿tiene un futuro asegurado? Por desgracia esto no depende ni de los aficionados taurinos, ni de las asociaciones antitaurinas, la decisión está en manos de quien tiene el dinero y el poder. Con la cantidad de dinero que mueve estos actos, se mantendrán mientras sean sostenibles y se obtengan beneficios. Aquí en Castellón son pocos los pueblos que quedan fuera de este tipo de actos, pero aun así muchos políticos prefieren no posicionarse, evitarlo en sus campañas y no tomar decisiones al respecto.

 

Desde la Federación de Peñas aseguran que antes de que vengan a tirar piedras a su tejado deben ser críticos con ellos mismos. “Igual hay que hacer el cajón más grande, no hacer actos en agosto o poner aspersores en los corrales” y añaden “los primeros animalistas debemos ser nosotros”. Tal vez la solución para mantener la fiesta está en mejorar en todo lo posible.