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En manos de la policía

Mi función como director taurino empieza un mes antes de que arranquen las fiestas, tenemos que supervisar todo el festejo, si no damos la orden el toro no sale y si a mitad festejo el toro muestra síntomas de que no está en condiciones somos los encargados de suspender el acto, por el bienestar animal.


El organizador es el que pide el permiso y me tiene que ofrecer toda la documentación, ya bien sea un ayuntamiento, o una comisión de un barrio. Según el decreto el alcalde es el director taurino, pero puede delegar su responsabilidad en algún concejal o agente de la policía local. Aquí en Nules hasta el 2009 se encargaba el alcalde, pero al final ellos no están tan enterados de la normativa y decidieron que era mejor que el cargo pasara a la policía. Además, la Consellería hace cursos de director taurino para que tengan nociones de todo el trabajo que tienen que realizar, pero el decreto no lo exige para poder ejercer como tal. Aunque no sea obligatorio desde mi punto de vista es necesario estar reciclándose continuamente y tanto yo como mis compañeros seguimos realizando cursos cada cierto tiempo.

Entre mis funciones tengo que encargarme de que el técnico aparejador confirme que todo este correcto, el supervisa que todas las barreras cumplan la normativa y yo doy el visto bueno de que se ha hecho. Se hacen muchas revisiones 1 mes antes el técnico ya envía a Consellería un informe de las calles por las que pasa, las barreras que se necesitan y en las condiciones en las que tienen que estar. Y después 24 horas antes damos una vuelta que comentaba antes al recinto para confirmar que esta correcto y realizar el informe y no obstante el decreto también dice que 1 hora antes la policía local o miembros del ayuntamiento deben dar otra vuelta al recinto para controlar que todo sigue en orden y ningún gracioso ha quitado un tornillo. También tengo que controlar que estén 10 voluntarios taurinos y 1 experto para iniciar el festejo.


Durante el acto debemos asegurarnos de que se están cumpliendo las normas por todo el recinto, que no haya menores jugando o personas que no estén en las condiciones físicas o psíquicas. Y en caso de que algo no se cumpla o haya ocurrido algún accidente hay que realizar un acta que se rellena entre la policía y el director de fiestas.


Para poder trasladar al toro en necesario una guía de traslado, tanto de la ganadería o cebadero al recinto de fiestas como del recinto al matadero. Se necesitan dos guías diferentes, que deben estar firmadas por un veterinario. Mi trabajo no se acaba hasta que el animal no está muerto, los toros cerriles en els Bou al Carrer solo pueden salir una vez y después deben matarlos; es ilegal que vuelvan a pisar la calle. Para controlar que se cumple me quedo con el “Certificat de machos”, que es como el DNI del toro, y me mantengo en contacto con el matadero, así una vez muerto me envíen el certificado de sacrificio, y junto con el certificado de cerramientos que ha hecho el técnico, y un anexo del médico con las curas de enfermería y cogidas lo envío a Consellería.


La máxima responsabilidad penal es del director taurino por mucho que haya un seguro que cubra la responsabilidad civil. Pero sería imposible hacer mi trabajo sin los voluntarios taurinos, si están comprometidos e implicados con la seguridad y el control del festejo, se nota enseguida y el festejo sale solo.















 
 
 

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